Es necesario seguir trabajando por la integración de las mujeres

La brecha salarial, la discriminación indirecta, los salarios bajos, las horas reducidas NO deseadas. En Fundació Nova Feina nos preguntamos  ¿por qué las mujeres están peor representadas en todo aquello por lo que se cobra más y mejor? En pleno siglo XXI la desigualdad entre hombres y mujeres sigue siendo un hecho palpable. Y es una realidad que afecta a amplias facetas en la vida de las personas (y no sólo de las propias mujeres). En el siguiente artículo de Ruth Pérez. nuestra técnica de empleo, reflexionamos sobre la necesidad de seguir trabajando por la integración de las mujeres

La discriminación laboral de las mujeres es un fenómeno social que viene de lejos, sin que sociedad ni autoridades hayan dado solución. La mitad de la población femenina lo sufre,  a pesar de ser un sector bien formado que contribuye al crecimiento y la competitividad del mercado laboral. En este tema, el tercer sector tiene un papel decisivo mediante su intervención directa con las personas afectadas. Ese es nuestro objetivo, en Nova Feina trabajamos a través de proyectos de empoderamiento sociolaboral para combatir esta situación de desigualdad con las mujeres.  

La desigualdad de género se plasma en hechos constatables como la brecha salarial, que no es sólo cobrar menos por el “mismo trabajo” sino que las mujeres no lleguen a los puestos mejor remunerados o que se vean forzadas a jornadas parciales cuando desean trabajar a jornada completa.  Veamos algunos ejemplos: la discriminación indirecta, más habitual, es que se contrate con una categoría más baja a una mujer que a un hombre —y aparezcan en la estadística como que tienen ocupaciones distintas—, pese a que su aportación a la empresa sea la misma. O a que en un mismo convenio, se pague más a colectivos masculinos que a femeninos por empleos que exigen una formación y un desempeño similares. O que el plus de peligrosidad lo cobren hombres por usar maquinaria, pero no mujeres por utilizar productos químicos.

Todo esto forma parte de la discriminación laboral que sufren (sufrimos) las mujeres y contribuye a la brecha salarial entre géneros.  Esta brecha salarial ha aumentado en los últimos años situándose en un 20,2% ( es decir, que mientras un hombre -según los datos de remuneración que registra la EPA- cobraba de media 2090,6€ al mes,  una mujer cobraba 1668,7€. (1) Son 421,97€ al mes de diferencia.

Más datos para la reflexión: el porcentaje de mujeres (40,3%) que cobra un salario por debajo de 1230,9€ al mes dobla al de hombres (20,6%).Las mujeres no sólo copan los salarios medios más bajos, sino las jornadas más precarias: las reducidas NO deseadas. De los 2.616.600 contratos a jornada reducida que se firmaron el año anterior en España, el 73,2% eran para mujeres.

Ante esta situación nos preguntarnos ¿por qué las mujeres están peor representadas en todo aquello por lo que se cobra más y mejor?  La mayoría de los análisis ponen el foco en cómo incide la maternidad y el reparto de los cuidados cotidianos . Según un reciente informe de OXFAM (2) ,las familias monoparentales son las que mayor riesgo de pobreza laboral tienen de entre todos los tipos de hogar, doblando las posibilidades de los hogares formados por dos adultos con niños. Casi dos tercios declaran tener serias dificultades para llegar a fin de mes. Otro dato importante es que en España hay un  21,8% de hogares monoparentales y de estos, el 83% están formados por mujeres.

No podemos olvidar la calidad del empleo de las mujeres y ahí hablamos directamente de  la segregación ocupacional. Los roles tradicionales de las mujeres en el mercado de trabajo influyen en los considerados tipos de trabajo “masculinos” o “femeninos”. En España, algunos de los sectores más precarios son la industria de la hostelería, restauración y turismo, y el trabajo del hogar y de cuidados: las mujeres constituyen el 55.8% de la fuerza de trabajo de la primera y el 87.9% de la segunda. En relación con ello, los trabajos en los que las personas suelen verse forzadas a trabajar involuntariamente a tiempo parcial se concentran en ocupaciones mal pagadas orientadas a servicios, ventas, trabajos administrativos o servicios técnicos, de limpieza y mantenimiento (2).

Ante este panorama la pregunta es inevitable: ¿por qué no trabajar por una sociedad más justa e inclusiva en condiciones de igualdad?. ¿Por qué no trabajar por una desaparición de la brecha salarial, unos salarios más justos para todas las personas, mejores condiciones laborales y acceso sin segregación ocupacional para cualquier profesión independientemente del género?

Por eso, desde Fundació Nova Feina trabajamos con firmeza, entusiasmo y profesionalidad por y para las mujeres, entre otros colectivos con dificultades de inserción, para empoderarlas frente a las dificultades del mercado laboral y trabajar por la mejora de su cualificación y adquisición de competencias como herramientas para romper el techo de cristal.

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